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Todo lo que aprendí cuando empecé a vivir sanamente (que nadie se atrevió a decirme)

  • mdlacq22
  • 21 jul
  • 3 Min. de lectura

Fotografía de antes y después que muestra mi transformación física a través de un estilo de vida saludable y sostenible.

No es el gimnasio ni los batidos de proteínas. Es la verdad la que podría ahorrarte años de frustración.


Cuando empecé mi camino hacia un estilo de vida saludable, pensé que todo se reduciría a fuerza de voluntad, ir al gimnasio, tomar batidos y seguir listas de alimentos "buenos y malos". Pero nadie me dijo que lo más difícil no era comer más sano ni hacer más ejercicio. El verdadero reto fue enfrentar las verdades no dichas : lo que la mayoría de los influencers, entrenadores y programas de "transforma tu cuerpo en 30 días" no te dicen.

Esta publicación es exactamente eso: una descarga honesta, una guía sin rodeos y una invitación a cuestionarlo todo (como lo hice yo).


Una mujer sonriendo, mostrando el cambio físico y el crecimiento emocional al llevar un estilo de vida más saludable.

1. Contratar a un coach no garantiza que sepa lo que hace.

  • No sabía que podía (y debía) preguntar sobre sus calificaciones, su experiencia real y su ética laboral .

  • Muchos venden su propia transformación corporal como una estrategia universal. Spoiler: no lo es.

  • Peor aún: intentaron venderme suplementos innecesarios y planes estereotipados con la palabra “personalizado” encima.

Un verdadero coach escucha, se adapta y puede decir “no necesitas eso ahora” sin temor a perder tu dinero.


2. Si no conoces tu objetivo, todo lo demás se desmorona.

Antes de hablar de proteínas, carbohidratos, “alimentos quemagrasas” o planes de alimentación sofisticados…


Primero debes averiguar esto:

  • ¿Quieres perder grasa, ganar músculo o mantener tu peso?

  • ¿Cuál es su ingesta calórica diaria estimada en función de su cuerpo y actividad?

  • ¿Cuál es su nivel real de actividad? No solo “voy al gimnasio”, sino ¿con qué frecuencia, con qué intensidad y con qué constancia?

  • ¿Cuántas comidas al día te parecen naturales y sostenibles?

Si no sabes estas cosas, cambiarás tu plan cada dos semanas y seguirás preguntándote por qué nada funciona.


3. No existe un “mejor entrenamiento”, solo el que funciona para ti

  • Me obligaron a realizar intensos entrenamientos HIIT cuando apenas podía hacer una sentadilla correctamente.

  • Nadie me dijo que si algo te duele, lo modificas .

  • El ejercicio no es un castigo. El buen movimiento es gradual, consciente y adaptable a las lesiones, las hormonas y los niveles de energía.

Hay innumerables formas de quemar grasa o ganar fuerza sin romperse ni odiar el proceso.


4. La industria del fitness vende el hambre como disciplina

  • Me dijeron que sentir hambre era una “buena señal”.

  • Para lidiar con ello. Beber agua. Distraerme. Y durante semanas, pensé que era solo mi falta de voluntad...

Hasta que aprendí sobre la saciedad, la fibra, comer grandes cantidades, el descanso, la ansiedad y el metabolismo.


El hambre no es el enemigo: es una señal que merece estrategia, no vergüenza.


5. Mitos y clichés que debemos eliminar cuanto antes

Frase común

Verdad brutal

“Lo único que importa es el déficit calórico”

Sí, pero no a expensas de la salud mental o la pérdida muscular.

“Si no duele, no funciona”

Dolor ≠ progreso. Escucha a tu cuerpo.

“Todo el mundo necesita batidos de proteínas”

Puedes alcanzar tus objetivos de proteínas sin suplementos

“Cuanto más sudas, más quemas”

El sudor no mide el esfuerzo ni el progreso

“Necesitas entrenar todos los días”

El descanso también es parte del proceso.

6. Tu cuerpo y tu mente deben trabajar juntos

  • ¿Cómo puedes esperar progresar si duermes mal, te obsesionas con la báscula y temes cada comida “saludable”?

  • Nadie explicó que la verdadera consistencia proviene de la alegría y la conexión , no del control extremo.

  • Reír, descansar, disfrutar de las comidas, dejar de lado la culpa: todo eso también es fitness.


7. Lo que sé ahora (y desearía que alguien me lo hubiera dicho al principio)

  • Puedes cuestionar a tu entrenador.

  • Puedes adaptar tus comidas a tu cultura, tus preferencias y tus necesidades emocionales.

  • Puedes entrenar con placer, no con dolor.

  • Puedes tener un mal día y aún así estar en el buen camino.

  • Puedes hacer esto por ti mismo , no por la aprobación de nadie más.


Tu cuerpo no necesita permiso: necesita honestidad y compromiso.

No estás fracasando. Solo te mueves por un sistema ruidoso y estresante, lleno de publicidad exagerada y reglas vacías. No necesitas más restricciones. Necesitas más consciencia . No necesitas comparar. Necesitas conocerte a ti mismo.

¿Qué te hubiera gustado que te dijeran antes de empezar tu camino hacia el fitness? ¿Alguna vez un entrenador te presionó para hacer algo que realmente no necesitabas? Hablemos de ello.



 
 
 

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